En este domingo celebramos
la fiesta del Bautismo del Señor. Terminamos el tiempo de Navidad e iniciamos el tiempo Ordinario
Celebrar esta fiesta es
celebrar el propio Bautismo y repensar cómo está nuestro compromiso de fe. Ser
bautizado no es simplemente tener partida
o fe de Bautismo; es mucho más es: ser hijo de Dios, es ser templo del
Espíritu Santo, es ser parte de la Iglesia de Dios… es sencillamente estar
invitado a ser santo, sirviendo a todos con total desinterés.
Los bautizados no podemos
vivir de cualquier manera; un hijo de Dios no puede darse el lujo de vivir en
mediocridad o superficialidades; no puede ser un discípulo del pecado, sino un discípulo de la Verdad que se llama Jesucristo.
El Bautismo es como una
llama que debe cuidarse, alimentarse y dejarla que ilumine a todos los que está
alrededor; en otras palabras, es ser un testigo y un testigo dice la verdad de
lo que ha visto. ¿Qué sabemos de Dios? Lo que Cristo nos ha dicho y eso lo
aprendemos el Evangelio.
Esta fiesta nos debe hacer
pensar qué tan juiciosos somos en la
práctica de nuestra fe cristiana. Si soy un cristiano mediocre, entonces estoy haciendo quedar mal a Dios que vive en mí.
Si doy fe de mi fe, entonces, soy un
buen ejemplo del Señor para los demás.
Por|
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Rector
del Seminario Mayor de Buga