(Lucas 23, 35-43)
La liturgia de la Iglesia es una bella
pedagogía que nos hace caminar en la mejor comprensión del misterio de Cristo;
es algo dignamente ordenado que nos permite vivir el tiempo en clave de fe; a
esto lo llamamos el año litúrgico y éste termina hoy, con la solemnidad de
Jesucristo Rey del Universo.
Pero, ¿qué significa para nosotros el paso
del tiempo? Muchos tienen la sensación que le tiempo está pasando cada vez más
rápido; los años duran menos, pareciera… ¿será cierto todo esto? Lo cierto es
que vivimos en un mundo acelerado, frenético, siempre estamos de afán, en
carreras, vamos y venimos, suenas los pitos de los carros, los motociclistas quieren
volar; no tenemos tiempo para casi nada y, lo peor, no tenemos tiempo para lo
más importante: estar con Dios; no tenemos tiempo para orar, para la Santa Misa
de cada domingo. Esto es un error mortal que debemos corregir. Ciertamente hay
mucho qué hacer y tanto trabajo que desarrollar, pero, en un juicio sereno lo
primero siempre será el Señor y la oración para estar con Él.
De lo anterior deducimos que si de verdad
Cristo es el Rey de mi vida, tengo que manifestarlo de la mejor manera, darle
el puesto que se merece. Él ha dado todo por nosotros; Él no se ahorró ningún
esfuerzo para rescatarnos del pecado; Él nos dejó la Iglesia como Madre y
Maestra; Él nos entregó su propia Madre Santísima para que fuera Madre
espiritual nuestra… qué le estamos devolviendo.
Nuestra vida no se puede perder en medio de
los aceleres del mundo y de una sociedad que nos devora con el consumo.
¡Tú
reinarás en nuestra patria y en nuestro suelo!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Rector del Seminario Mayor de Buga