(Mateo 11, 2-11)
Celebramos el tercer domingo de Adviento. Qué gran lección la que recibimos del Evangelio en
este día. Jesús nos enseña que los hechos dan fuerza a las palabras y que el
testimonio es más importante que los discursos. Cuánto necesitamos de testigos
veraces del Evangelio; cuánto necesita el mundo de personas que sigan mostrando
que Jesús es el Señor, no con palabrerías sino con la santidad de sus propias
vidas.
Jesús hace signos que
indican que el Reino de Dios ―Dios mismo― está presente entre nosotros. Él
mismo nos enseña que cuando vemos con los
ojos de la fe su presencia, descubrimos cosas muy grandes y admirables;
descubrimos que Él siempre está trabajando
por nosotros.
Además, en el Evangelio de
este domingo hay un signo que nos recuerda algo propio del espíritu del tiempo
de Adviento: la austeridad; eso fue lo que san Juan Bautista mostró con su
estilo de vida. Volvemos a decir que en una sociedad de consumo como la actual,
es urgente vivir una nueva cultura de la sencillez, del ahorro, del uso medido
de los recursos, del saber invertir los recursos en lo que verdaderamente es
importante.
Roguemos al Señor que nos
ilumine siempre para poner nuestro corazón en las cosas del cielo y servirnos
justamente de los bienes pasajeros del tiempo.
P. Rodrigo Gallego
Trujillo
Rector del Seminario Mayor
de Buga