(Mateo 1,18-24)
Bella página del Evangelio
en este cuarto domingo de Adviento. Se
puede resumir diciendo que se trata de la anunciación
a José. Él es un hombre justo y prudente; así nos lo presenta el mismo Evangelio.
Es comprensible su actitud en un momento histórico muy complejo donde la mujer
ocupa un lugar secundario y era absolutamente condenable que una de ellas
apareciera en embarazo sin estar casada. Pero, la obra de Dios siempre es
claridad y belleza; verdad y prudencia; orden y pulcritud, por eso, el
Evangelio nos ilustra cómo el Señor, en su admirable pedagogía, supo orientar a
san José para comprender lo que estaba ocurriendo y cómo responder a semejante
acontecimiento.
La actitud de José es la propia
y típica de una persona que sabe esperar siempre en el Señor con humilde
paciencia y admirable esperanza. Es lo propio de alguien que tiene un espíritu
grande y sencillo; es lo propio de las personas de fe. Él llevó a María a su
propia casa; espero contra toda esperanza y supo agradar a Dios antes que a los
hombres.
De san José tenemos tanto
que aprender: prudencia, discreción, silencio y humildad; tantas cosas tan
lejanas del mundo ruidoso que se ha impuesto; un mundo lleno bulla, reclamos de
honores, exigencias de todo tipo. José es discreto.
P. Rodrigo Gallego
Trujillo
Rector del Seminario Mayor
de Buga