(Mateo 5, 38-48)

Hoy el Evangelio nos pone
en una confrontación muy seria de la vida: ser mejores que los demás. No por
vanagloria, sino por la capacidad de dejar obrar el Espíritu Santo en nosotros
mismos permitiéndole que nos lleve a una altura espiritual muy grande que nos
haga una auténtica presencia de Dios en medio de los hermanos.
No odia, no vengarse, amar
al enemigo, servir al que nos hace daño e injuria; cosas grandes, serias y
exigentes que nos piden ser distintos. ¿Cómo lograrlo? No es fácil en cuanto se
pide que haya una respuesta desde el corazón y nos desde la condición meramente
humana. Si es por fuerza humana, es totalmente imposible pues el corazón humano
nos impulsa al desquite; pero, el Espíritu Santo presente en nosotros nos
impulsa a perdonar y nos dejarnos llenar del veneno del resentimiento, rencor y
odio.
Concluye en Evangelio
diciéndonos que debemos ser perfectos; ¿cómo serlo? Sólo hay un camino: dejar funcionar el Espíritu Santo que
recibimos el día de nuestro Santo Bautismo y en la Confirmación, Él sí puede
llevarnos a ser diversos y santos; Él lo puede todo y es capaz de hacernos
cambiar el corazón vengador por un corazón humilde y sencillo que busca siempre
los de Dios y el bien para los demás.
No odiemos.
No nos venguemos
No seamos malos
Somos cristianos, debemos
ser santos.
P. Rodrigo Gallego
Trujillo
Rector del Seminario Mayor
de Buga