Segundo Domingo de Pascua o
de la Misericordia
(Juan 20, 19-32)
Creer y Misericordia. Aquí
podemos encontrar la síntesis del Evangelio de este domingo. Sólo quien se
siente acogido por la misericordia divina ha hecho experiencia de fe. No es
posible proclamar con la vida la bondad de Dios si no se le ha dado a Él, el
puesto primero, el que se merece siempre.
¿Qué es creer?
Definiciones habrá muchas, pero, la más precisa, hablando de nuestra relación
con Jesús es adhesión vital a ÉL. Esto
nos indica que sin Él estamos privados de todo lo mejor que nos ofrece la
experiencia espiritual sólida y perdurable. Se puede creer en cualquier cosa,
en magia, en horóscopos, las cartas,
etc… pero… el creer cristiano exige una respuesta
fundamental desde la vida, el encuentro con una Persona en particular:
Jesucristo. No es un encuentro con ideas o consejos, sino con alguien que es
eterno como el Padre y el Espíritu Santo; Dios como el Padre y Hombre como
nosotros; esto ya nos indica que Él se merece de nuestra parte todo lo mejor y
lo más grande y santo de nuestras vidas.
Una característica del
Señor es su eterna misericordia. Se
entiende por misericordia todo el amor sin límites que Dios mismo tiene por
cada uno; su espera paciente para nuestra conversión; su eterno amor que nos
mueve a amarlo sobre todas las cosas, a desearlo siempre y a procurar no
ofenderlo con el pecado.
Quien cree se siente
cobijado por la misericordia del Señor. Quien no se siente acogido por el Señor
debe revisar la calidad y cualidad de su fe, pues, tal vez no ha abierto su
corazón al poder transformante del Dios santo y fuerte.
La experiencia del Apóstol
Tomás en este Evangelio dominical nos recuerda que así somos todos: creemos
pero dudamos; sabemos de la existencia del Señor pero no le permitimos
actuar.
Hoy el Señor nos mueve a
reconocerlo como el verdadero y único Señor que nos puede salvar; nos invita
con amor renovado a acogerlo para ser como una luz que se irradia a todos y les
ayuda también a acercarse a la experiencia alegre de Cristo Jesús
P.
Rodrigo Gallego Trujillo
Rector del Seminario Mayor
de Buga