Domingo III de Pascua
(Lucas 24, 13-35)

De aquí aprendemos que
somos una familia que se llama la Iglesia; una familia en la cual todos somos
importantes y necesarios para los demás; una familia que no camina a la deriva,
sino que avanza por el camino de Cristo; una familia que escucha la Palabra de
Dios cuando se reúne para la celebración de la fe; una familia que celebra la
Eucaristía. Aquí están todos los elementos necesarios y fundamentales para el
crecimiento en la fe de todos nosotros.
Este bello texto nos enseña
que para ser Iglesia se necesita la presencia del Señor Resucitado, la Palabra
enseñada por la Iglesia misma, los hermanos y la celebración de la Santa Misa ―Eucaristía y Fracción del Pan―.
Qué alegría descubrir que
somos una comunidad con todo lo necesario para caminar hacia la salvación; no
estamos andando a la deriva o buscando verdades que tienen alma falsa; buscamos
la Verdad que es el Señor mismo y con ella nos quedamos porque allí está la
vida de Dios.
Vivamos la Pascua del
Señor; vivamos la vida de la Iglesia, vivamos en la Iglesia.
¡Verdaderamente Cristo ha
resucitado!
¡Feliz Pascua de
Resurrección!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Rector del Seminario Mayor “Los
Doce Apóstoles” de Buga