Nació el 30 de julio de
2003, en Darién, Valle, vive en Cali. Nieto de Alba Nelly Cardona (q.e.p.d),
Sevillana y Alberto Zapata Vallejo, Sevillano. Hijo de Carolina Zapata Cardona,
Sevillana, Alberto Betancourth (Tulueño).
Ama a Sevilla, su clima, la
familia que aún vive allí y su Festival Bandola, que le trae hermosos recuerdos
al lado de su abuelita.
Desde pequeño ha sido un
estudiante destacado en su colegio Reyes Católicos (Cali), ocupando los
primeros lugares, sus materias favoritas son Geografía y Biología, le encanta
el cine y cocinar. Sueña con convertirse en
un gran medico Neurólogo.
La historia de nuestro país
y la cruel guerra que ha sufrido durante tanto tiempo, lo ha hecho interesarse
en temas tan duros sobre la realidad de los campesinos y niños que han sufrido
la violencia en carne propia.
Realizo una investigación
para la clase de Español y se interesó en la triste historio de la masacre de Marquetalia.
Sed de justicia y de
paz
“Desquite
con un machete, con la vida de muchos acabó, más su sed de sangre poder saciar no logró. Tal vez su merecido ganó, pero el pueblo de
Marquetalia enardecido quedó, pues sus sueños y esperanzas los reprimieron los
partidarios de la venganza, esos que se enorgullecen de ver al campesino
peleando en una guerra que ni ellos han pedido, pues se matan por ideales que
ansían reformar Colombia…más la pobreza y el dolor es el botín por el que se
desangran.
Paz
pide el monte y la quebrada, la paz que alguna vez por un fusil fue desterrada.
Pero ella volverá con el triunfo de la verdad, con los cantares de las aves y
el aroma del café, que solo lo conocen las Chapolera que viven de él.
Que
vuelva a Marquetalia el estallido...pero de risas, que vuelva los
sollozos...pero los que genera una caricia. Que los niños jubilosos emprendan
el regreso a la escuela y no recuerden jamás el sonido de la guerra, solo el
sonido de un lápiz cuando en las hojas se desgasta.
La
tierra que ya cansada se halla del riego de sangre, ya reclama ansiosa, las
manos campesinas que de forma laboriosa la traten en su finca, para hacer
brotar el fruto que aplacara el hambre y de una vez por todas con la necesidad
de violencia del hombre”.
Escrito
por Jacobo Betancourt Zapata,