La
delantera en el Reino de Dios
(Mateo 21,28-32)
Jesús es muy
claro para decirnos las cosas y hacernos entender el camino de la fe: o nos
esforzamos por responderle como Él nos lo pide o sencillamente nos quedamos
cumpliendo preceptos y viviendo la religión de un modo hipócrita.
No es posible
decir que soy buen cristiano cuando la misericordia no hace parte de mi
identidad; cuando le digo al Señor “sí” pero vivo uno “no” permanente. Eso es
lo mismo que sentir hambre y alimentarse de aquello que “llena” pero no
alimenta profundamente.
La vida
cristiana se debe asumir con radicalidad y seriedad; pasa como el deportista
que, si quiere triunfar, se impone una disciplina perseverante y constante… ese
logra la meta de primero… lo mismo en el camino de la fe, si no hay
perseverancia entramos en conflicto porque queremos ver la imagen de un dios
que no es el Señor Dios nuestro; le pedimos y decimos que no nos escucha en la
plegaria, pues… sencillamente no estamos yendo por la vía acertada. Amar a Dios
se manifiesta en la vida de oración perseverante y confiada.
Suele ocurrir
también con muchos que dicen que quieren trabajar en la viña del Señor ―la
Iglesia― y se entusiasman, pero, rápidamente desisten porque el compromiso los
desborda y/o los asusta. Se necesita fuerza de decisión para decirle al Señor;
la obra de Dios no puede ser un segundazo.
¡Voy a trabajar, de verdad, en la obra de
Dios!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Rector del Seminario Mayor “Los Doce
Apóstoles” de Buga