La sabiduría es
radiante e inmarcesible
(Mateo 25,1-13)
Jesús nos sigue
sorprendiendo con su sabiduría. Hoy nos llama a ser sabios según Dios; no
simplemente inteligentes. La inteligencia contribuye en buena manera a la
sabiduría, pero ésta es más que “saber”. El verdadero sabio es el que sabe
vivir según la voluntad de Dios y el que descubre en cada mandamiento su Santa
Ley, un camino de perfección y no una esclavitud que anula la libertad.
El Evangelio
nos pone en un contexto de saber ser prudentes y saber hacer las cosas según el
tiempo de Dios. El sabio es el que no se precipita a hacer las cosas a su
antojo, sino que sabe esperar con prudencia. No es el que se “azoga” a hacer
todo según su capricho y gusto.
Tener el aceite
necesario es vital para comprender en la vida la acción del Señor. El aceite es
signo de la presencia del Espíritu Santo que permite, en el corazón de la
persona, hacer lo que es justo, noble y verdadero y desear lo que es justo,
noble y verdadero.
No podemos
vivir a la deriva o llevados, como el polvo, a cualquier lugar. Un buen
discípulo de Cristo sabe vivir según Cristo mismo, es decir, según el querer de
Dios.
No nos descuidemos
pensando que las cosas se pueden hacer según “el después” de nosotros,
sacándole disculpas al Señor. El después puede que no llegue.
¡Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Rector del Seminario Mayor “Los Doce
Apóstoles” de Buga