Amigos del Señor
Reflexión Dominical –Domingo 6 de Pascua
(Juan 15, 9-17)
Seguimos avanzando en el tiempo santo de la
Pascua y llegamos al sexto domingo; vamos caminando hacia la solemnidad de Pentecostés;
nos alegra mucho este tiempo porque nos recuerda que el Señor está vivo, Él
está presente en la Iglesia, en cada persona de buena voluntad que lo deja
actuar en su corazón.
Hoy nos dice Jesús que no nos llama siervos, sino
amigos, porque el amigo sabe lo que quiere y hace su señor; vale la pena pensar
el valor tan profundo de esta palabra, porque, si nos la tomamos en serio, nos
vamos dando cuenta de la grandeza de la presencia del Espíritu Santo que nos va
moviendo siempre a obrar el bien y a dar frutos abundantes. Por los frutos nos
conocerán; cuando un árbol no da fruto, se puede decir que se enfermó y está en
camino de muerte; cuando un cristiano no da fruto, se puede decir que dejó
apagar el Espíritu Santo en su interior o, mejor aún, lo arrinconó para hacer
con su propia vida lo que quiere y desea.
El Evangelio nos da una clave esencial para
medir la calidad y durabilidad de los frutos de los cristianos: el amor. Si no
hay amor, no es posible decir que los frutos vienen de Dios. Podríamos hacer
muchas cosas, aún maravillosas y extraordinarias, pero si no hay amor, nada
vale, nada sirve, nada perdurará. Las obras de Dios en el hombre deben ser
inspiradas por Dios mismo, cultivadas por Dios mismo, sus frutos cosechados por
Dios mismo; en otras palabras, todas las obras del cristiano deben ser en
función de Dios, para su glorificación y para la exaltación de la Santa Madre
Iglesia.
¡El Señor revela a las naciones su salvación!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Rector del Seminario Mayor “Los Doce Apóstoles”
de Buga