Los Santísimo Cuerpo y Sangra de Cristo
(Marcos 14, 12-16. 22-26)
La Iglesia nos proporciona durante estos días
unas solemnidades bellas y profundas para contemplar el misterio de Dios: La
Santísima Trinidad, Corpus Christi, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Sagrado
Corazón de Jesús y Sagrado Corazón de María. Son momentos sublimes de nuestra
fe.
Este domingo celebramos la solemnidad del
Corpus Christi (el Cuerpo de Cristo); es un momento muy especial para acercarnos
al Señor y pensar, muy seriamente, si creemos en la presencia real de Cristo
Jesús en la Eucaristía; Ésta no un símbolo, NO… Ella es la presencia del Señor;
Él mismo en su la Última Cena nos dejó el mandato de “hagan esto en memoria mía”,
de tal modo, que sin la Eucaristía es muy difícil comprender la Iglesia, más
aún, sin la Eucaristía la Iglesia no está completa, porque, “la Eucaristía hace
la Iglesia y la Iglesia hace la Eucaristía”. Es muy bello remontarse en el
tiempo y ver cómo en la Sagrada Escritura se nos dice que los Apóstoles y
primeros discípulos eran asiduos en la fracción del pan (Hechos de los
Apóstoles 2, 42-43) ―Eucaristía― y desde los textos más antiguos de la
tradición cristiana se nos narra cómo era la celebración de la Eucaristía en
los primeros siglos (“La Didajé”, escrito que data del año 70 después de
Cristo, dice: “Respecto a la acción de gracias, daréis gracias de esta manera:
Primeramente, sobre el cáliz: Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa
viña de David, tu siervo, la que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu
siervo. A ti sea la gloria por los siglos. Luego, sobre el fragmento: Te damos
gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que nos manifestaste por
medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos. Como este
fragmento estaba disperso sobre los montes y reunido se hizo uno, así sea
reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la
gloria y el poder por Jesucristo eternamente. Didaché 9,1-4)
Vale la pena repensar cuánto amamos la
Eucaristía, más, cuánto nos hemos alejado de ella y cuánto se ha negado hoy por
muchos hermanos… Volver a la Eucaristía es volver al corazón mismo del Señor
quien se ha quedado como alimento para todos nosotros.
¡Danos de este Pan, Señor, que da la vida
eterna!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Rector del Seminario Mayor “Los Doce Apóstoles”
de Buga