¿Tenemos fe?
(Marcos 6, 1-6)
Hace ocho días el Señor nos planteaba la bella
realidad de nuestra fe y la salvación. ¿Cómo es posible vivir plenamente, sin
fe? ¿Habrá dicha auténtica sin Dios en el corazón o, al menos, sin buscarlo? Hoy
encontramos en el Evangelio el asombro de Jesús ante la falta de fe de sus
paisanos; dudaban de su palabra y
enseñanza; tal vez la familiaridad con Él los llevó a perder la novedad. Esto
nos puede pasar también a nosotros, pues, sin darnos cuenta, nos acostumbramos
de tal manera a las “cosas” de Dios que les podemos perder la novedad y hasta
el respeto. Dios siempre hace nuevas todas las cosas, eso no lo podemos olvidar
jamás y Él siempre se preocupa de hacer que viviendo de su alegría, vivamos
siempre alegres y en el gozo de tener fe y hacer que la fe nos lleve hasta la
santidad.
No dejemos que la fe que nos vuelva un fósil,
una piedra. Nuestra fe debe ser siempre lo mejor y aquello que cuidamos con
mayor atención y esmero. La fe nos debe llevar a exclamar con San Pablo: “Nos
basta la gracia de Dios”… nos basta pues es lo mejor que podemos tener y ello
es suficiente y hasta sobra, sí, así son las cosas de Dios.
Ojalá que el Señor no se tenga que admirar de
nuestra falta de fe; más bien que bueno sería que de Él recibiéramos el elogio
del centurión: “no he encontrado en nadie tanta fe”. Pero, fe, para vivir
santamente y hacer que muchos se acerquen a las cosas del Señor y permanezcan
unidos a Él. La fe será siempre la chispa de la vida y lo mejor para vivir la
existencia en plenitud y con total y pleno gozo, aún en medio de los
sufrimientos del existir.
¡Nuestros ojos están en el Señor, esperando en
su misericordia!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Rector del Seminario Mayor “Los Doce Apóstoles”
de Buga