“¡Ojalá todo hiciéramos apostolado!”
Sentir celos “buenos” es sentir pasión por
hacer las cosas muy bien para que den fruto y fruto abundante y que dure. Así
podemos entender el Evangelio de este día, cuando Jesús nos indica que si
estamos con Él no podemos estar contra Él; así lo indica también la primera
lectura (Números 11, 25-29). Y esta es la realidad que debería acompañar a
todos los bautizados, a todo el Pueblo Santo de Dios, pues, todos hemos
recibido el mismo Espíritu Santo para ser testigos ante el mundo de la
presencia de Dios mismo; ojalá todos hiciéramos apostolado y fuéramos
promotores de una evangelización fuerte que ayude a cambiar el estilo de vida
de muchas personas que viven “sin Dios y sin ley”, que viven como si la vida
eterna no existiera o, simplemente, como si la todo terminara con la muerte…
sin trascendencia.
Además, Jesús en el Evangelio es claro al
invitarnos a cuidar la vida de tal forma que nunca lleguemos a ser escandalo
para los demás; escandalizar es poner freno al testimonio de vida, es obstaculizar
la acción del Espíritu Santo en uno; es ser un mal ejemplo para los demás; es
decir una cosa y hacer otra; en pocas palabras es “hacer quedar mal a la
Iglesia y a Señor” delante de la humanidad.
Jesús hace una fuerte advertencia a aquellos
que escandalizan a los más débiles; cuánto daño hace a la Iglesia el escándalo
de aquellos que deberíamos ser ejemplo de vida; ¿qué hacer? Fundamentalmente,
de parte del Pueblo de Dios, se necesita la oración fuerte y permanente de los
unos por los otros; orar, orar, orar, sin desfallecer; la oración bloquea la
acción del enemigo y nos pone siempre en actitud de servicio a los demás y de
búsqueda de la santidad que debe adornar a todos los bautizados.
¡Los mandatos del Señor son rectos y alegran el
corazón!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Rector del Seminario Mayor “Los Doce Apóstoles”
de Buga