
Igual a aquel hombre que
naufragaba, están los colombianos que se quejan de la situación actual: se les
envió un plebiscito para consolidar la paz y lo desecharon olímpicamente, con
ingentes esfuerzos se realizo una consulta anticorrupción y no la votaron
masivamente como debía de ser, se les presentaron opciones valiosas en las
presidenciales y entre todas las opciones se escogió la peor: un Títere.
¿Entonces de que se quejan? La manida frase que dice: "los pueblos tienen los gobernantes que se
merecen", aquí aplica con todo el rigor y se cumple a cabalidad.
Se escucha en las filas, en
las tertulias familiares, en reuniones de amigos, en las redes sociales, etc.,
quejarse de la situación actual, del inepto presidente que tenemos, de los
impuestos, de los congresistas, o de la corrupción. Se tuvo todas las
herramientas posibles para cambiar tal situación, no se aprovecharon y ahora
nos quejamos. Parece que quejarse sin haber realizado lo posible para remediar
la situación que nos aqueja, es parte de la condición humana. ¡¡ No hay otra explicación
creíble!!
Cuando se dan todas las
condiciones para propiciar un gran cambio y no se aprovecha ese presente la
culpa es nuestra. No tenemos porque quejarnos. Hay un solo culpable: quien desoyó
lo ostensible, lo elemental y lo simple.
En lugar de quejarnos, deberíamos
procurar informarnos, leer historia, culturizarnos políticamente y tomar
conciencia que lo que se nos presenta es una manipulación y un manejo
deliberado que con nuestro voto se legitima y protege a una minoría, que ha
capturado y cooptado el estado en beneficio de sus intereses políticos y económicos.
Hoy tenemos un gobierno
elegido por diez millones de personas, que arrepentidos se quejan de él, un
"presidente" con los más bajos índices de popularidad de la historia,
un gobierno en cuerpo ajeno que no pronuncia la palabra paz y se avergüenza de
buscarla, que estimula volver al pasado, nombrando una cúpula militar que desafía
lo logrado, le sube los impuestos a la clase media y a los pobres para
favorecer a los de mayores ingresos, trata por todos los medios cambiar las
reglas de juego del aborto en sus tres casos excepcionales y finalmente
persigue al adicto a las drogas, sin comprender que eso es un problema de salud
pública y no de cárcel. Pero tranquilos que entre 4 años votaran de nuevo por
"el que diga Uribe" ¡¡ Que
estupidez !!.
Germán
Peña Córdoba
Arquitecto-Universidad
del Valle
Matricula
profesional 76700-00969 del Valle del Cauca