“Bautismo”
(Lucas 3, 15-16.21-22)
Hemos llegado al final del tiempo litúrgico de
la Navidad con la celebración de la fiesta del Bautismo de Señor, fiesta que
nos debe hacer recodar el propio Bautismo.
Nos preguntamos ¿soy bautizado? Seguramente la
mayoría responderemos que sí; ¿vivo como bautizado? Tal vez muchos nos
quedaremos pensativos; ¿me alegra ser cristiano, bautizado, hijo de la Iglesia
Una, Santa, Católica y Apostólica? Quizás, para muchos no… y es una gran
lástima porque esto indica que no nos hemos puesto a pensar seriamente en lo
que significa el lleva un sacramento tan grande y admirable como el Bautismo.
Pensemos seriamente: el Bautismo es la elección
que Dios hace de cada uno de nosotros, con nombre propio, somos sus hijos; esto
indica que el Bautismo no es compromiso social o un acto que realizo “para
salir de eso” o tener “partida de Bautismo”… Es algo muy grande, muy grande y
por lo tanto, esta fiesta nos debería ayudar a pensar con alegría que el
Bautismo ha hecho que Dios viva en mí, que yo sea templo donde vive el Espíritu
Santo, que yo sea como una luz que está destinada a iluminar a muchos en el
largo camino de la vida.
Recordemos siempre que el Bautismo nos exige
dar ejemplo de vida. No caigamos en el error gravísimo de decir “el que peca y
reza, empata”; más bien, procuremos decir “el que reza y procura no pecar, se
va santificando”.
Ser bautizado es un honor muy grande; ser hijo
de la Iglesia Católica es una dicha enorme; es un tesoro que debemos procurar
cuidar, admirar y compartir con los demás.
¡El Señor bendice a su Pueblo con la paz!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Párroco de la Catedral San Pedro de Buga