Por | Guillermo
Salazar Jiménez
Al llegar a la casa tiene que realizar las
tareas de la escuela, pero su sentir está en las labores que se ha impuesto por
el placer de ayudar a vivir a sus amigos, sus queridos. Puede deberse al
significado que encierra llamarse Hanna. Nombre de origen hebreo que significa
compasión; y eso es lo que le sobra cuando se dedica a cuidar, alimentar y
ayudar a crecer a su tropa.
Hanna es hija de Adolfo y Teresa. Nació en
Guacamaya, Tolú, Sucre. El próximo 1 de septiembre cumplirá 8 años, aprendió a
caminar al lado de varios animales; ahora corre por la playa con ellos, grita
para llamarlos a comer y a las 6: 00 PM acuesta a varios, en la ramada de palos
y techo de palma, construida por su padre en el patio de la casa. Hanna vive
feliz en Guacamaya, las ambiciones de niña la convidan a reír y ver pasar los
días entre el sol, el aire y la playa; nada en el hermoso mar de su pueblo,
recoge conchas para hacer collares y pulseras, y pasea a sus protegidos. Se
identifica plenamente con el nombre hebreo Channah, etimología de Hanna, que
significa servicial y generosa.
Precisamente el 26 de julio pasado —fecha en
que se celebra el santoral de santa Ana, derivación de Hanna— se apareció en la
casa con Simba, un cachorro que le regalaron unos vecinos al paso de la escuela
Alegría, donde cursa segundo grado. A la pregunta de su mamá “¿pero niña, qué
trae en el bolso?, le respondió: “es un regalo, va a ser el rey de la casa”.
Hacía poco había gozado la película el Rey León y no encontró otro nombre más
apropiado para su consentido, peludo y amarillo perrito.
Los 4 pericos y las 3 cotorras ya las acostó.
Los 4 patos con sus 3 paticos los encerró en el improvisado corral, al pie de
la cocina, y salé a correr con el gato y su “Negra”, perra pronto a parir. Sube
a Simba en su bicicleta y vuela por entre palmeras, al arrullo del viento,
levantando polvo por la carretera destapada de Guacamaya. Sudorosa toma agua y
le ofrece a Simba. Lo carga y aprieta contra su pecho y él la mira agradecido.
Hanna sueña que lo acompañará en la aventura de convertirse en el rey de los
animales de su pueblo; sin pensar que puede sobrevivir a la tragedia de Hamlet,
–famosa obra escrita en verso y prosa por William Shakespeare entre 1600-1601
–, que se corresponde con una parte de la película y que desconoce, por ahora.
Está segura que Simba es su personaje real y, posiblemente, si los cineastas de
Disney se enterasen de su vida, Hanna podría ser una heroína más de la película
el Rey León.
Mami, mami, son ocho”, grita Hanna. “Negra”, su
perra, los tuvo esa madrugada que salimos de Mi Refugio, la casa que nos alegró
la vida por cinco días.