Por | Guillermo Salazar Jiménez
Defienden al malhechor pero no durante el
juicio, como debe ser. Estos abogados se especializan en colocar los obstáculos
necesarios, legales o ilegales, para retardar los procesos y llevar la sentencia
hasta la prescripción por términos.
Me dijo un compañero de profesión, había
sufrido un accidente de tránsito en la vía Cali–Buenaventura, con doce muertos
y doce heridos. Dos estudiantes de la universidad donde trabajaba, que lo
acompañaban, murieron ese 26 de mayo de 1997. Después de 22 años el proceso
está aún en el Consejo de Estado.
Quise conversar con preguntas. ¿Prescripción de
términos, cómo se siente? Tantos años de espera fueron una condena. Me siento
preso de la justicia. La indolencia de los empleados judiciales no tiene
nombre; jugaron con mi condición de colombiano y sepultaron la credibilidad en
la probidad de jueces y magistrados.
¿Se pueden llamar abogados? Prefieren el dinero
para inventar argumentos que atrasan las decisiones hasta el límite y, en
última instancia, “prescripción por términos”, reza la sentencia. Con ella, el
abogado cumplió el objetivo de liberar a su defendido, o como en mi caso, salió
libre el delincuente. Expreso Trejos fue absuelto a pesar de la docena de
muertos. Esta rotunda prueba no sirvió para agilizar del proceso, la fiscalía
115 de Dagua, sitio del accidente, permitió que los abogados de Trejos ganaran
el tiempo requerido para no responder por el delito de homicidio culposo.
Descartó el juicio legal para imaginar maneras de frenarlo, con indecentes
argucias.
¿El proceso pasó mucho tiempo en Dagua? Fueron
7 años. Ahora entiendo por qué me citaron dos veces a reconstruir el
expediente, una porque se perdieron, y otra porque los quemó la guerrilla. El
caso llegó a la Corte Suprema, sentenció que finalizó por prescripción de
términos. Aquel proceso demoró 15 años y la nueva demanda se encuentra, desde
el 2012, en Consejo de Estado, sesión tercera, subsesión 13, expediente
760012…006721.
Práctica generalizada en contra de la justicia,
¿cómo ve su caso? El problema sensible no es la prescripción de términos, como
sentencia, sino la realidad de los muertos y lesionados. Estos no importaron,
por encima de la sangre y el dolor se fraguó un proceso viciado, donde las
víctimas fuimos culpables, cuando en realidad el criminal fue una empresa
transportadora.
Por prescripción de términos, dejaron en
libertad al exmagistrado Francisco Ricaurte Gómez, después de 240 días
detenido, acusado de pertenecer al cartel de la toga. Distinto proceso pero
igual imagen negativa de la justicia, ¿verdad?
En lugar
de estudiar fórmulas para engrandecer la justicia, tales abogados se
especializan en encontrar atajos para sepultarla. Contribuyen al desorden, a la
ilegalidad y a la anarquía. Lo peor, en el marco del ambiente nefasto de la
corrupción, la injusticia se torna en un proceder ordinario, tanto de los
procesos simples como complejos. Como pedagogía social, la injusticia se
revierte costumbre y estilo de vida. Con estas decisiones “por prescripción de
términos”, los jueces no determinan el límite entre delincuente y víctima.