(Lucas 17, 5-10)
La Fe. Definiciones hay muchas, apreciaciones
otras tantas, pero vale la pena decir que la fe es la adhesión vital a la
Persona de Jesucristo; esto implica vivir, pensar, hablar y obrar como lo hizo
el Señor. No podemos decir que tenemos fe cuando nuestra vida va por otro lado.
La fe implica el testimonio creíble ante el
mundo; la fe se expresa a través de las obras y de los signos que de Dios vamos
dando en nuestro obrar y caminar.
El Evangelio nos muestra una promesa muy
grande: si nuestra fe fuera como del tamaño de un grano de mostaza… cuántas
bellas y admirables obras haríamos. ¿Qué tipo de obras? Fundamentalmente, el
servicio a los demás por amor y con la alegría de saber que servimos al Señor
en persona de nuestros hermanos. Pero, esto tiene una condición, saber que todo
lo hacemos por el Señor y para su gloria; y, claro está, para nuestra
santificación, pero sabiendo con alegría serena que la gloria es para Dios,
tratando de esperar que no podemos quedarnos esperando “el aplauso humano”,
pues terminamos desilusionados; la paga nos la da el Señor.
Recordemos que el Señor nos dio la fe en el
Santo Sacramento del Bautismo y ésta debe crecer por medio de los cuidados que
la Iglesia nos da: La Palabra de Dios, la Eucaristía y los demás Sacramentos,
la oración ferviente y frecuente, la devoción a la Santísima Virgen María y el
Apostolado.
La fe se fortalece dándola y debemos hacer el
firme propósito de servir en la Iglesia para que muchos conozcan la alegría del
Evangelio.
¡Ojalá escuchemos hoy la voz del Señor!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Párroco de la Catedral de Buga