(Lucas 20, 27-38)
A Jesús le plantean una cuestión en el
Evangelio de este domingo: ¿cómo seremos después de la muerte? Y sobre esto se
dicen tantas y tantas cosas… pero, la realidad es una y sencilla: la vida
Eterna consiste en estar por siempre unidos a Dios en el amor de eternidad. La
vida eterna es la plenitud de aquello que empezamos a vivir en la temporalidad.
Nos preocupa a todos pensar en la vida eterna y en el “más allá”, pero, si le
creemos a Jesús el Señor, sabremos vivir nuestra vida temporal con alegría
sincera y sin “miedos” a algo que creemos que es desconocido… Jesús ha
resucitado y esa es la certeza y la alegría de saber que hay vida eterna y que
a ésta estamos llamados todos.
La mejor manera de prepararnos para la vida
eterna, es vivir con alegría el día a día, sirviendo y amando y cumpliendo con
seriedad aquello que nos corresponde hacer.
¡Al despertar, me saciaré de tu semblante,
Señor!
P. Rodrigo Gallego Trujillo
Párroco de la Catedral de Buga