Con la ida de Aída para Venezuela y posteriormente capturada por un cuerpo
policial élite, nos esperan tiempos brumosos que seguramente pondrán a
tambalear el sistema electoral Colombiano en cuanto a su legitimidad y la
atávica práctica de la compra de votos. El voto como mercancía, el voto como
actividad política manipulable y transable, será lo que saldrá a la luz
pública, con todo su vigor. Todos sabíamos que existía esa compra, pero no de
tal magnitud y en cierto modo, el hecho permanecía en la penumbra. Con esto se
sube el telón y se oficializa, lo que antes permanecía seudo
institucionalizado, como también lo está el Filibusterismo en los altos niveles
legislativos. Dudo que exista algo más indigno que vender el voto, es una
especie de prostitución electoral y peor aún es la actuación del proxeneta, que
se aprovecha del estado de extrema pobreza e indefensión del votante, para
llevarlo a tan miserable situación. Aprovecharse del estado de vulnerabilidad,
hambre y necesidad, que conducen -de pronto en contra de su voluntad- a una
persona a realizar tan aberrante acto, es algo imperdonable.
Aída se fue para posiblemente nunca más volver,
dudo que vuelva a pisar suelo Colombiano, no por eso deben estar tranquilos
todos aquellos que eventualmente saldrían afectados con la información que ella
está proporcionando y que dará mucho de qué hablar. Después de capturarla como
objetivo de alto valor político, se convertirá en la joya de la corona, que
proporcionara valiosa información al régimen, sobre los fraudes electorales que
se cometen en el remedo de Democracia que es Colombia. Muchos se sienten
orgullosos de nuestra “Democracia”, tildándola de la más antigua de nuestra
región. Eso es lo que nos venden los sesgados medios de comunicación, que todo
lo pueden y todo lo manejan a su antojo. La realidad es otra.
El gobierno Venezolano que preside Nicolás
Maduro, no soltara su presa tan fácil. De bobos no tienen un pelo: está
demostrado que toda confrontación o pelea que caza el ingenuo e inepto gobierno
que preside el Sub presidente, “el chofer
de bus” se las gana facilito. Todas se las gana sin excepción, hasta cuando
dijeron ingenuamente, que “el régimen
tenia las horas contadas” El affaire Merlano, no será la excepción: será
capitalizado hasta sacarle la última gota a la fruta por exprimir. Ya cuando el
fruto no de más, se desechara y lo tiraran al cesto de basura, no sin antes
brindarle algunos beneficios que eventualmente aliviaran el sufrimiento que
ella padece y los de su familia cercana. El Régimen Chavista, no va a ser tan
ingenuo como para no saber qué hacer, con la información que seguramente les
proporcionara. Para saber qué hacer, contara con la asesoría de la inteligencia
Cubana, Rusa e Iraní y saldrán a la luz pública hechos trascendentales, que
echaran por tierra precandidaturas como la de Alex Char, que con esto, nacen
muertas.
Colombia es un país lleno de problemas
internos, donde asesinan un líder social cada 24 horas, se ganó el deshonroso título
como el país más corrupto del mundo,
el de las fosas comunes donde reposan miles de civiles extrajudicialmente
ejecutados, llamados eufemísticamente "falsos
positivos", es el tercer país más desigual del planeta según el
coeficiente Gine, el país que no cumple con un acuerdo de paz firmado. El país
que absurdamente rechaza una consulta anticorrupción, y le dice no a la paz en
un plebiscito, finalmente elige a una marioneta para que en cuerpo ajeno
gobierne el innombrable. Este mismo país, es el que dirige una coalición de
países para cínicamente derrocar un gobierno y a su vez no mirarse en el espejo
de la ineptocracia, la inequidad y la violencia interna que se campea, donde
reina absoluta impunidad. Este mismo gobierno que practica la doble moral, es
el que atrevidamente le pide cuentas a otro gobierno. ¡¡Que despropósito!!
Permítanme reírme. Si la cosa no fuera tan dura, sería motivo, para reírse a
carcajadas, destornillarse de la risa y no parar. La triste realidad no lo
permite.
Es incierto saber que está declarando Aída,
pero en medio del caos y la confusión, cuando de dar soluciones se trata, es
más sensato, pragmático y estadista Nicolás Maduro. La real Política se hace
presente en este caso, que es la política o la diplomacia basada en intereses
prácticos y acciones concretas, sin atender la teoría o la filosofía. En cambio
Duque aparece psicorigido y sus posturas (que no son las suyas, si no,
dictadas) aparecen inflexibles: “solo los
idiotas no cambian de opinión cuando las circunstancias ya no son las mismas”.
El planteamiento que se expone en busca de canales de cooperación, aun estando
en opuestas orillas ideológicas, se ubica en el terreno del pragmatismo y la
realidad. Otorgarle poder a lo simbólico cuando se considera tozudamente que
Guaidó tiene poder y facultad para hacer algo al respecto, se ubica en el
terreno del realismo mágico. Se insiste en este gobierno, de practicar “la diplomacia del absurdo” pidiéndole la
extradición a una persona que no tiene ningún poder real para otorgarla, como
es el señor Juan Guaidó. Su poder no es real, es simbólico.
Todo lo anterior aunado a la reforma laboral,
que aprueba el trabajo por horas, la reforma pensional que se nos viene encima
en una dinámica inatajable, que nos impone la banca multilateral, la reforma
tributaria que ya cursa, son motivos que validan y entusiasman la protesta
social pacífica y de contera fortalecen El
Paro Nacional que sigue vivo.
German Peña Córdoba
Arquitecto Univalle