Por: Jorge Mario Cuartas Herrera
A medida que se van conociendo nuevos casos de
contagio en nuestro país, los mandatarios locales salen a los medios a informar
las medidas que adoptarán para conjurar la crisis, sin embargo, en ese ejercicio
de comunicar, los recién posesionados alcaldes y gobernadores están cometiendo
graves errores de comunicación, algunos, como el alcalde de Cali, hablan de un
tsunami, errónea palabra que puede causar pánico, otros como el alcalde de
Sevilla, hacen lindos y filosóficos videos que no dicen nada práctico para la
ciudadanía; otros creen que esto solo se resuelve con lavarse las manos y no
darse besos, y otro tanto, cree que con encomendarse a Dios esto está resuelto.
Todo esto ocurre porque cada uno de los estilos
de los mandatarios de turno es aplaudido por el séquito de funcionarios a los
que nominó y a los que les paga su sueldo, los cuales desafortunadamente no se
atreven a decirle a su jefe, qué le sobra y qué le falta en el manejo de los
problemas.
Estas crisis requieren todo tipo de medidas;
algunas serán impopulares, otras serán restrictivas, unas cuantas serán bien
vistas por la gente, pero todas hay que tomarlas y pronto.
El problema de este virus, no es solo la
enfermedad en sí misma, sino la forma que la humanidad, compleja como es, actúa
ante su llegada.
Dedicaré estas líneas únicamente al tema de la
compra de alimentos. Hasta ahora, el presidente, los gobernadores y los
alcaldes, solo se han preocupado por los temas del contagio, pero están pasando
de soslayo lo que ocurre en los Supermercados, en las tiendas de barrio, en las
plazas de mercado. La ciudadanía lleva comida por bultos, por pacas, por
docenas, y eso va a generar sino un desabastecimiento, sí una carestía
compleja, ya sea esto porque los productos que escasean se encarecen, o porque
los especuladores, y en Colombia conozco varios, pescan en rio revuelto para
aprovechar el desespero de la gente.
Echo de menos las decisiones políticas y
jurídicas al respecto, de lo contrario, ocurrirá con la panela, el arroz o el
papel higiénico, lo que ocurrió con los tapabocas, que pasaron de valer 500
pesos a costar 2.500 pesos por unidad.
Que dejen de pensar en votos, o en esos
malditos 100 días que se les han vuelto una obsesión y les impide pensar como
lo que son, mandatarios; las personas a las que elegimos para que en momentos
como estos tomen las decisiones que haya que tomar, así eso traiga consigo un
costo político.
No hay que ser economista para saber que este
tema va a generar un problema de precios, sino se toman ya, medidas como
control de precios o restricción de artículos por familia, parece fuerte, pero
es algo que debe hacerse.