Un texto de Guillermo
Salazar Jiménez.
También el fútbol se vio
afectado por el coronavirus: futbolistas, técnicos, administrativos e hinchas
cayeron derrotados por la COVID-19. El espectáculo de masas paró y apenas los
jugadores de algunas ligas están saliendo al aire libre de las canchas. Porque
aquellos jugadores se sintieron inútiles, confinados en sus casas, pienso que
recordaron al uruguayo Eduardo Galeano, quien escribió El fútbol a sol y sombra
–S.XXI Editores, 1995 – donde narra sucesos hermosos e importantes en la
historia de este deporte que ama profundo y hace entenderlo como pasión y
espectáculo-negocio.
Según France Footbal,
Messi gana 131 millones de euros, es decir $46.941.666.000 cada mes. Ronaldo
118 millones de euros, o sea $42.283.333.000 mensual y Neymar $34.041.666.000
al mes. Cifras exorbitantes, que desentonan con los salarios de otros
profesionales académicos. Los técnicos igual: Simeone, Atlético de Madrid, 45
millones de euros, equivalentes a $16.125.000.000 mensuales. Comte, Inter de
Milán, 30 millones de euros, es decir $10.750.000.000 al mes y Guardiola, del
Manchester City, $9.675.000.000 cada mes.
Con razón futbolistas y
técnicos ajustaron los salarios mientras dure la cuarentena. Para muchos este
hecho fue como perder un partido, me recordó Saber perder del español David Trueba –novela de Anagrama, 2008,
que narra las peripecias de 4 personajes que se cruzan en una historia de la
vida solitaria del futbolista Ariel Burano y de las intimidades del club.
Reivindica el asombroso suceso de vivir.
El fútbol no es solo
jugadores y técnicos, los hinchas, como jugador número 12, juegan papel
importante tanto dentro del estadio como fuera. Muchos esperamos volver a
cantar los goles, difícil sin abrazos y gritos. Añoré a Nick Hornby –escritor
inglés, profesor, periodista enamorado del fútbol y de su club Arsenal-, quien
escribió Fiebre en las gradas
–Anagrama, mejor libro del año 2008 –donde narra los hechos durante 20 años del
club que fue su devoción, como representante de las angustias y alegrías de los
hinchas. El libro se llevó al cine en 1997.
Pensar sobre la guerra que
libran ciencia y gobiernos contra el Coronavirus me llevó a 1969, año en el
cual Salvador y Honduras batallaron 100 horas, del 14 al 18 de julio, después
de jugar 3 partidos por las eliminatorias del Mundial México 1970. Como
corresponsal extranjero, el polaco Ryszard Kapuscinsi, desde Tegucigalpa, dejó
para la historia aquel reportaje, como gol bélico, transformado en el libro La Guerra del fútbol, editado por
Anagrama en 2006.
Desengaño por la demora en
la apertura de los campeonatos y la necesidad de ingresos, sobre todo para
clubes de ligas menores, como la nuestra, obliga a futbolistas e hinchas
rogarle a Dios para vencer la epidemia y los estadios se reabran. Nada más
apropiado que abrir el libro Fútbol: Una
religión en busca de Dios –Editorial Debate, 2006 -. El escritor español
Manuel Vázquez Montalbán, gran aficionado al fútbol, delibera sobre la fe que
produce el fútbol -acto social comprometido -, y como se convierte en probada
religión. En la primera parte presenta al fútbol como una religión diseñada por
la FIFA y las multinacionales. El futbolista se convierte en un ídolo
masificado por los medios de comunicación.