Un texto de Guillermo Salazar Jiménez.
Después de permanecer en casa durante más de 60
días, salió el lunes. Las precauciones del tapabocas, guantes, desinfectantes y
distancias entre clientes del supermercado lo aterrizaron en la realidad de la
epidemia.
Le pareció que la ciudad desapareció para darle
protagonismo a la casa –refugio familiar, espacio para protegerme -. En la historia,
desde cuevas, chozas, castillos, hasta conjuntos residenciales y casas quintas,
la humanidad, con las epidemias, recuperó lo doméstico sobre el valor de lo
público. Pensó que incluso para aquellos que la COVID -19 los cogió por fuera,
añoran estar o volver a su tierra natal, su casa; otros se consuelan porque “el
hogar está donde uno se siente bien”.
Reflexionó que para derrotar la soledad muchos
colombianos, igual que él, desde la casa actualizaron el celular y computador y
aprendieron a usar aplicaciones para mensajes y videos. Las empresas de
telecomunicaciones resultaron ganadoras con la epidemia porque según Portafolio
“El Reporte de Movilidad muestra que el 86% del tráfico de datos móviles será
generado por los teléfonos inteligentes…Latinoamérica añadirá 330 millones de
suscripciones para “smartphones” hasta el 2020”. Pensó que si las palabras
tomaron auge inusitado, las imágenes, con las nuevas tecnologías, ganaron el
primer puesto: “En el mundo el video representa el 45 por ciento del tráfico de
datos móviles y se espera que llegue a ser el 60 por ciento para el 2020,
creciendo 13 veces entre el 2014 y el 2020”.
Desde la casa, por audio y video, se acercó a
escritores, poetas y músicos; padres, hermanos, y amigos. Conversó en vivo con
la familia y lo más importante: leyó cuentos al nieto en voz alta tal como hizo
con los hijos.
Concluyó que quedarse en casa es ayudar a la
salud de todos. Hacerlo contribuye a garantizar que los 31,8 billones de pesos
se ejecuten según lo previsto por MINSALUD: $712 mil millones para inversión y
$31,1 billones para funcionamiento.
Sumas importantes, pero el porcentaje mayor
quedará en manos de los contratistas, recapacitó, ellos serán los verdaderos
ganadores. Tatiana Andia y Johnattan García, profesores de la Universidad de
los Andes, señalaron al costo de transacción como uno de los principales
problemas. Los procesos de contratación, además el “flujo de recursos y
transmisión entre actores diferentes”, es decir EPS, IPS, administrativos,
profesionales de planta y contratistas, proveedores y operarios dificulta
alcanzar los objetivos y dispersa las acciones.
El coronavirus sacó a flote estas viejas crisis
del sistema de salud. Recordó que hace un año la revista DINERO publicó un
informe de La Superintendencia Nacional de Salud donde afirmó que “28 de las 36
EPS del país no tendrían hoy el patrimonio adecuado para estar en
funcionamiento y atender adecuadamente a sus usuarios”.
Expresó: Ojalá este acercamiento con nosotros
mismos permita comprender quiénes son los reales ganadores con la epidemia y
denunciar la causa principal del déficit. Creyó que atacar el sistema de
contratación permitirá financiar al MINSALUD los 165 hospitales públicos que
dice están en riesgo económico alto o medio.